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El comienzo de esta experiencia es un espectáculo cautivador: el aroma se abre con una explosión de frutas tropicales y notas afrutadas, evocando una sensación de frescura y exuberancia. Estas primeras impresiones crean la sensación de estar en un paraíso tropical desconocido, un lugar donde la naturaleza se desborda en toda su riqueza. La frescura vigorizante de la menta y los cítricos, especialmente la lima verde, aportan una vibración energética y revitalizante, como una brisa fresca que acaricia la piel en una noche cálida. Es un susurro refrescante que despierta los sentidos y prepara al olfato para lo que está por venir.
No obstante, esa frescura inicial pronto cede paso a una complejidad inesperada. El ajenjo, con su amargura característica, entra en escena, aportando una sensación de misterio y oscuridad. Esta nota amarga se convierte en el contraste perfecto para las frutas frescas que lo precedieron, recordando las sombras que se extienden durante el ocaso, cuando la luz se retira y da paso a la penumbra. La fragancia comienza a transformarse, reflejando la transición de la luz al misterio de la noche, invitando a la reflexión sobre el balance entre los contrastes de la vida misma.
A medida que la fragancia se desarrolla sobre la piel, se despliegan las notas de madera de cachemira y petit grain de Paraguay, aportando una sensación de calidez que envuelve y cautiva. La madera, con su suavidad y riqueza, introduce una nueva capa de profundidad, mientras que el petit grain le da un toque de frescura amaderada. En combinación con el almizcle, estas notas crean una atmósfera terrosa y sensual que evoca una sensación de estar caminando por un bosque en la oscuridad. El viento que sopla entre los árboles parece susurrar secretos olvidados, invitando a descubrir lo que se esconde en las sombras.
El corazón de "Evil Angel a.k.a. 28.09" es una mezcla fascinante y compleja, donde los elementos más seductores de la fragancia se entrelazan en una danza de contrastes y emociones. Las notas de cidra, ron, coco, canela, whisky y acacia negra crean una sinfonía de sensaciones que evoca el misterio y la sensualidad de la noche. La fragancia se torna más envolvente, una mezcla de dulzura y calor que invita a la indulgencia. El toque de canela aporta un toque especiado y cálido, mientras que el ron y el whisky contribuyen con su carácter profundo y ligeramente alcohólico, un recordatorio de lo prohibido, lo oculto.
A medida que la fragancia avanza, el dulzor de la vainilla se mezcla armoniosamente con las notas más cálidas y envolventes del Iso E Super, creando una estela adictiva y envolvente. La vainilla Bourbon aporta un toque extra de seducción, mientras que el Iso E Super proporciona una suavidad amaderada que se va entrelazando con el sándalo, el tabaco, el cedro y la mirra. Estas últimas notas añaden una dimensión más profunda y ahumada, evocando una atmósfera de misterio y rituales secretos. La fragancia se convierte en una presencia absorbente, capaz de dejar una huella indeleble en quien la percibe.